Son muchos procesos, tecnologías y conocimientos desde la recolección de la uva hasta el embotellado del vino. Los viticultores y vinificadores buscan constantemente nuevas herramientas para mejorar la calidad y los rendimientos de los vinos, sin desechar aquellas técnicas tradicionales que han mostrado su fiabilidad a los largo de los siglos. La vinificación moderna ha puesto sus ojos en la fermentación. Esta etapa ha concentrado los grandes cambios en la elaboración del vino: se produce más y de mejor calidad gracias al control de la fermentación.

Después de estrujar y despalillar los racimos que llegan a la bodega, las uvas pasan a una cuba para que comience la fermentación (en la elaboración del vino blanco hay un paso intermedio, el prensado, que aclara el mosto). Es fundamental el control de la temperatura durante la fermentación. Los sabores y aromas intensos se obtienen a temperaturas más elevadas, mientras que la frutalidad y la delicadeza nacen de una fermentación a baja temperatura. Las cubas de fermentación eran tradicionalmente de madera de roble. Existe una corriente que postula que este material es preferible al acero inoxidable. Sin embargo, son muchas las ventajas del acero, como un mayor control de la temperatura y más facilidad a la hora de limpiar los depósitos. También hay tinas de barro y de cemento, cada material posee una serie de ventajas e inconvenientes.

Una vez concluida la fermentación, comienza la etapa del descubado, es decir, el vaciado y trasiego del vino desde un depósito a otro. Las mangueras empleadas para el transporte deben ser elegidas teniendo en cuenta, por un lado, la sustancia que se quiere transportar, así como las características técnicas de la propia manguera industrial, entre las que destaca la inalterabilidad de los sabores y aromas.

Mangueras y racores en la industria vitivinícola

En este sentido, los tubos flexibles utilizados para conducir mosto, vino o alcoholes en general deben cumplir la normativa vigente y sólo deben emplearse para transportar los citados productos y agua. Las mangueras para productos alimenticios específicas para la industria vitivinícola fabricadas por Tecniman pueden ser de PVC, como la Enoflex, que cumple con la Directiva europea 2002/72/CE, y su última revisión 2007/19/CE para los simulantes A, B Y C; o de caucho EPDM, como la Kanaflex, que cumple con la normativa FDA e IANESCO y está libre de ftalatos. La diferencia fundamental entre las de PVC y las de caucho es que estas últimas tienen mayor durabilidad.

Enoflex es una manguera roja fabricada en PVC flexible y reforzada con espiral de PVC rígido indeformable, con pared interior y exterior lisa, atóxica y de uso alimentario, que resiste a los alcoholes y productos químicos en general. Por su parte, Kanaflex es una manguera de pared interior blanca en caucho EPDM, con refuerzo textil y espiral exterior de polietileno en color verde o naranja, atóxica y de uso alimentario. Otra manguera de PVC no específica para vino aunque utilizada en esta industria sería el modelo Spring: translúcida, fabricada en PVC flexible y reforzada con espiral de acero galvanizado. Para ensamblar las mangueras industriales y enlazarlas con los depósitos se emplean racores de acero inoxidable. Este material es el más adecuado para racorería en términos de higiene y durabilidad.

Foto tanques de fermentación por http://commons.wikimedia.org/wiki/User:Cjp24